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Clouscard dice : “aquellos que no aceptaron, en Mayo de 1968, que se les diga qué falsas esperanzas proclamó ese enorme happening, que no estuvieron más que ante una toma de la Bastilla fantoche, en un remake irrisorio del imaginario glorioso de 1789; aquellos que se negaron a que se les explique cómo todo ese tumulto, en nombre de la libertad de existir y de gozar, no se dio más que para promover disimuladamente la estrategia de instalación de un nuevo mercado del consumo permisivo (…). Mayo de 1968 anunció además el reparto del pastel entre los tres poderes constitutivos del consenso actual: liberal, socialdemócrata, libertario.Al primero se le devolvió la gestión económica, al segundo la gestión administrativa, al tercero la de las costumbres transformadas
en necesidad del mercado del deseo.”
Así, desde la decadencia cultural de la burguesía se produjo el retorno al idealismo que declaraba lastimero: “solo los desesperados pueden darnos esperanzas”. Y en la búsqueda de comprender este giro contrarrevolucionario, Clouscard reflexiona sobre la economía capitalista y las consecuencias sociales y militares que llevaron a aplicar las soluciones económicas de Keynes tanto en la Alemania nazi como en la robusta democracia norteamericana, y los cambios económicos y culturales que implicaba la salida del keynesianismo y la entrada en el capitalismo monopolista de Estado: “De ahora en adelante, ‘todo está permitido, pero nada es posible: se define una emancipación en el estricto marco autorizado del consumismo, y luego se retira la escalera. Porque la crisis no hace más que ratificar este modelo permisivo, haciendo que la gente lo eche de menos como un paraíso perdido. El consumo mundano, libidinal, lúdico y marginal accede gracias a ello al estatus de mitología fundadora.”
Clouscard dice : “aquellos que no aceptaron, en Mayo de 1968, que se les diga qué falsas esperanzas proclamó ese enorme happening, que no estuvieron más que ante una toma de la Bastilla fantoche, en un remake irrisorio del imaginario glorioso de 1789; aquellos que se negaron a que se les explique cómo todo ese tumulto, en nombre de la libertad de existir y de gozar, no se dio más que para promover disimuladamente la estrategia de instalación de un nuevo mercado del consumo permisivo (…). Mayo de 1968 anunció además el reparto del pastel entre los tres poderes constitutivos del consenso actual: liberal, socialdemócrata, libertario.Al primero se le devolvió la gestión económica, al segundo la gestión administrativa, al tercero la de las costumbres transformadas
en necesidad del mercado del deseo.”
Así, desde la decadencia cultural de la burguesía se produjo el retorno al idealismo que declaraba lastimero: “solo los desesperados pueden darnos esperanzas”. Y en la búsqueda de comprender este giro contrarrevolucionario, Clouscard reflexiona sobre la economía capitalista y las consecuencias sociales y militares que llevaron a aplicar las soluciones económicas de Keynes tanto en la Alemania nazi como en la robusta democracia norteamericana, y los cambios económicos y culturales que implicaba la salida del keynesianismo y la entrada en el capitalismo monopolista de Estado: “De ahora en adelante, ‘todo está permitido, pero nada es posible: se define una emancipación en el estricto marco autorizado del consumismo, y luego se retira la escalera. Porque la crisis no hace más que ratificar este modelo permisivo, haciendo que la gente lo eche de menos como un paraíso perdido. El consumo mundano, libidinal, lúdico y marginal accede gracias a ello al estatus de mitología fundadora.”