La dulce ciencia
Sinopsis
Nombrado mejor libro de deportes de todos los tiempos por la revista Sports Illustrated en 2002, La Dulce Ciencia recopila en un único e inolvidable volumen las clásicas piezas del periodista del New Yorker A.J. Liebling sobre boxeo, esa «Dulce Ciencia de los Moratones». A través de sus páginas, Liebling nos ofrece un retrato animado e idiosincrásico del universo pugilístico de principios de la década de 1950 —la época dorada del boxeo estadounidense—, un mundillo que incluye a personajes de todo tipo: desde representantes jactanciosos hasta entrenadores veteranos y segundos astutos y, cómo no, a los luchadores mismos: figuras de la talla de Joe Louis, Rocky Marciano, Sugar Ray Robinson o Archie Moore, al que definió como «un virtuoso de anacrónica perfección».
Sin embargo, sus geniales escritos van mucho más allá de la mera crónica deportiva. Con su inconfundible estilo, Liebling siempre busca la historia humana detrás de la pelea y evoca la tensión y la atmósfera en el estadio tan nítidamente como lo que sucede en el ring, capturando así este feroz arte como nadie lo había hecho antes. Considerado el autor que mejor supo retratar el ambiente pugilístico, en una ocasión afirmó: «El boxeador, como el escritor, debe estar solo».
A.J. Liebling
Biografía
Periodista estadounidense estrechamente asociado a The New Yorker desde 1935 hasta su muerte. Comenzó su carrera como periodista el Evening Bulletin, Providence (Rhode Island). Trabajó brevemente en la sección de deportes del New York Times, pero fue despedido y vivió en Francia hasta 1935, cuando volvió y se incorporó a The New Yorker. Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó como corresponsal de guerra y firmó muchas historias desde África, Inglaterra y Francia. Sus artículos de la guerra están recogidos en The Road Back to Paris (1944). Participó en los desembarcos de Normandía en el Día D, y escribió una pieza memorable sobre sus experiencias bajo fuego a bordo de una lancha de desembarco de la Guardia Costera de Estados Unidos frente a la playa de Omaha. Luego pasó dos meses en Normandía y Bretaña y estuvo con las fuerzas aliadas cuando alcanzaron París. Liebling recibió la Cruz de la Legión de Honor por parte del Gobierno francés por su información de guerra. Al terminar esta, volvió a la revista y empezó a escribir una columna llamada «Wayward Press», en la que analizaba la prensa estadounidense. Liebling también era un ávido admirador del boxeo, las carreras de caballos y la comida, y escribía sobre estos temas con frecuencia. Durante la década de 1940, criticó activa y enérgicamente al Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes.