La fase superior del capitalismo y la UP
A mediados del siglo XIX la correlación de fuerzas en la lucha de clases a nivel mundial era muy distinta a la que surgiría a principios del siglo XX. Marx y Engels conocieron una fase del capitalismo en el que la burguesía era la clase en el poder y cada vez extendía su dominio sobre más capas de la población mundial proletarizándolas.
En esta correlación de fuerzas entre burguesía y proletariado no existía más cálculo estratégico que hacer que superar las barreras nacionales impuestas por la burguesía y unir a la clase obrera de todo el mundo contra su enemigo de clase. ¡Proletarios de todos los países uníos!
Pero la correlación de fuerzas cambió radicalmente a principios del siglo XX con la entrada del capitalismo en su fase imperialista y la irrupción en la Historia de la oligarquía financiera desplazando del poder al resto de la burguesía. Esto separó a los países entre potencias imperialistas y países dependientes y acentuó las contradicciones en el escalafón de la clase burguesa en cada uno de ellos. Junto a grandes monopolios industriales y comerciales, estrechamente vinculados a la gran banca y a los aparatos del Estado, en cada país comenzaron a aparecer miles de pequeñas y medianas empresas subsidiarias cuyos propietarios conforman un sector de la clase burguesa que por un lado depende del capital financiero por medio del crédito y por otro se ve permanentemente aplastada en la competencia por los grandes monopolios que pertenecen a ese capital financiero.
Esta misma relación acreedor-deudor se reproduce en las relaciones internacionales, donde las grandes potencias asfixian por medio del crédito el desarrollo económico de los países dependientes, imponiéndoles primas en el pago de los intereses por riesgo, techo de gasto, recortes…
La irrupción del capital financiero y la fase imperialista del capitalismo creó una brecha en la clase burguesa, a escala nacional e internacional. Así, si en época de Marx y Engels lo más previsible era que la revolución proletaria comenzara en los países más industrializados, donde el proletariado era más numeroso, en la nueva fase del capitalismo las mejores circunstancias para el triunfo de la revolución se dan en aquellos países que son eslabones débiles de la cadena de alianzas y dependencias del capital financiero internacional, es decir aquellos países donde las contradicciones entre los intereses nacionales de la burguesía de ese país entran en mayor contradicción con las imposiciones del capital financiero.
Estos países que constituyen eslabones débiles de la cadena imperialista, son países con economías poco desarrolladas, escasa industria y por lo tanto un proletariado poco numeroso. Por esto, si en época de Marx y Engels, la tarea de los revolucionarios era unir al proletariado mundial, en la fase imperialista del capitalismo la primera tarea del proletariado de uno de estos eslabones débiles es trazar una política de alianzas que permita generar una correlación de fuerzas capaz de desplazar del poder a la oligarquía dominante y al imperialismo, uniendo a todas las clases y sectores de clase a los que objetivamente perjudica el dominio del capital financiero internacional en ese país.
Esta estrategia que Lenin sintetizaría en la frase unir todo lo unible contra el enemigo principal, es lo que conocemos como Unidad Popular. La unidad necesaria para hacer avanzar la revolución y hacer retroceder al imperialismo.
Un artículo del Camarada Kirov (@dante_w) Responsable de Máquinas de LaLokomotora.com
